Alimentación y Sistema Inmune
Consideramos que el siguiente texto puede ser de interés en este momento que estamos viviendo. Mucho se habla sobre el sistema inmune y alimentos o nutrientes, así como distintas prácticas, que son convenientes realizar para su refuerzo.
En este artículo, siempre desde la evidencia científica, mostraremos y desmentiremos una serie de consejos.
INTRODUCCIÓN
En primer lugar, para comprender realmente si nutrientes concretos pueden ser de utilidad, tenemos que saber realmente... ¿qué es el sistema inmune?
El sistema inmunitario es una organización de moléculas, células y tejidos especializados responsables de la defensa contra microorganismos, junto a la inmunovigilancia de tumores y enfermedades autoinmunes alérgicas. Se divide en 3 partes:
- Barreras anatómicas y fisiológicas, como la piel, las lisozimas de la saliva, el bajo pH estomacal...
- Sistema inmune innato: encargado de responder de la misma manera frente a diferentes estímulos infecciosos, presentando una especificidad limitada. Es decir, solo actúa ante estructuras/moléculas comunes a grupos de microrganismos. Es común a muchos patógenos.
¿Y cómo lo hace? Resumiendo mucho... A través de la vía humoral, se activa la producción de proteínas del complemento, las cuales circulan inactivas en plasma y actúan destruyendo la membrana del agente patógeno. Mientras que por la vía celular, se da lugar a la producción de células especializadas que se encargan principalmente de fagocitar, producir daño a los microorganismos o generar otras sustancias encargadas de eliminar el patógeno (neutrófilos, mastocitos, células dendríticas, monocitos que darán lugar a macrófagos y células natural killer).
- Sistema inmune adaptativo: encargado de responder ante las características específicas de un patógeno en concreto. Por lo tanto, se activa en días posteriores.
Resumiendo mucho... Por la vía humoral las células o linfocitos B maduran en la médula ósea, y se liberan a la circulación sanguínea, dirigiéndose hacia el bazo y los ganglios linfoides. Estos generan anticuerpos que reconocen estructuras antigénicas específicas. Por la vía celular, son necesarias células presentadoras de antígenos, como las células dendríticas, los macrófagos y las células B para que se activen los linfocitos T. Estos linfocitos se sintetizan en la médula ósea, maduran en el timo formando dos tipos de células T (las de memoria y las efectoras). Estas segundas forman a su vez CD4+ y CD8+, de nuevo liberadas al sistema circulatorio encargadas de generar citoquinas que lucharán contra la célula infectada.
"La respuesta inmune es un proceso continuo, donde existe un diálogo bidireccional entre los dos tipos de respuesta que permite el desarrollo de mecanismo efectores, tanto innatos como adaptativos que se potencian mutuamente y de esta forma se garantiza el control de la mayoría de los microorganismo patógenos."
El sistema inmune innato activa el sistema inmune adquirido en respuesta a las infecciones. El sistema inmune adquirido utiliza los mecanismos efectores de la inmunidad innata para eliminar los microorganismos.
ALIMENTACIÓN Y SISTEMA INMUNE
¿Qué medidas nutricionales pueden EVITAR QUE EL SISTEMA INMUNE SE DEBILITE?
Según afirma Michael Gleeson (1): "Las estrategias nutricionales más efectivas para mantener una función inmune robusta son las 3 siguientes: evitar deficiencias de micronutrientes esenciales, ingerir diariamente probióticos (lactobacillus) y comer muchas frutas y verduras."
1. - Debemos saber que NO se debe someter al cuerpo a una restricción calórica excesiva. Un déficit calórico agresivo es detectado por el cuerpo como una señal de estrés, y puede comprometer precisamente el sistema inmune si no aportamos los nutrientes suficientes. Un estado de malnutrición conduce a la inmunosupresión y, por lo tanto, una mayor susceptibilidad a infecciones.
- Si llevas una dieta ajustada y pautada, puede que sea necesario establecer algunos pequeños cambios para controlar tu consumo calórico actual (como decíamos, sin ser recomendada una restricción excesiva). A través de este enlace podéis leer nuestras recomendaciones genéricas, en función del grado de actividad física que vayáis a realizar.
2. - En cuanto al consumo de frutas, verduras y hortalizas, según afirma Gleeson, algunos estudios sugieren que podría reducirse la incidencia de resfriado común. (1) Desarrollando este punto, podemos observar cómo existe amplia evidencia de que el estrés oxidativo puede tener varios efectos nocivos sobre la función de la vía aérea. Las frutas y verduras frescas son fuentes de antioxidantes y otras sustancias biológicamente activas (como flavonoides, isoflavonoides y compuestos polifenólicos). Pueden reducir la inflamación de las vías respiratorias protegiéndolas contra los oxidantes por fuentes endógenas (células inflamatorias activadas) y exógenas (como la contaminación del aire, el humo del cigarrillo). Además, los antioxidantes dietéticos presentes en las frutas y verduras pueden eliminar las ROS y, por lo tanto, inhibir la inflamación mediada por NFkB. (2)
Entre la investigación observacional, 10 estudios encontraron una asociación inversa entre la ingesta de frutas o verduras y los biomarcadores inflamatorios. Del mismo modo, la mayoría de los estudios de intervención (48 analizados) informaron efectos beneficiosos de la ingesta de frutas o verduras en ≥1 biomarcador de inflamación sistémica o de las vías respiratorias. Un metaanálisis de los estudios incluidos mostró que la ingesta de frutas o vegetales disminuyó los niveles circulantes de proteína C reactiva y factor de necrosis tumoral α y aumentó la población de células γδ-T.
Por lo tanto, esta revisión sugiere que una mayor ingesta de frutas y verduras conduce tanto a una reducción en los mediadores proinflamatorios como a un perfil mejorado de células inmunes. (3)
- Incluye mínimo 3 piezas de fruta diarias y añade siempre en tus comidas y cenas verduras y hortalizas en cualquier variedad: ensaladas, purés, verduras a la plancha, al horno... Estas deben ocupar un 50% de tus platos.
3. - Los probióticos podrían modular la función inmune por su interacción con el tejido linfoide asociado al intestino, lo que produce efectos positivos en el sistema inmunitario sistémico. Algunos estudios bien controlados en niños, adultos, atletas de resistencia y ancianos han indicado que la ingestión diaria de probióticos produce menos días de enfermedad respiratoria y una menor gravedad de los síntomas de infección. (1)
A modo de curiosidad, los resultados de un meta - análisis consultado (4) sugieren que el consumo diario a corto plazo del probiótico B. lactis HN019, aumenta la capacidad fagocítica de PMN y la actividad tumoricida de células NK en adultos mayores sanos. Es cierto que la correlación entre ESTA CEPA y LA MEJORA que produce DE LA ACTIVIDAD CELULAR DE PMN Y NK, con respecto a la resistencia a infecciones y enfermedades aún no se ha confirmado en ensayos a largo plazo. (4)
Por lo tanto, y haciendo caso a de la Academia Española de Nutrición y Dietética y al Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas Nutricionistas: "No existen pruebas de que los lácteos fermentados o los complementos de probióticos, prebióticos o simbióticos puedan ayudar, prevenir o disminuir el riesgo de infecciones en general." En este mismo posicionamiento se afirma que en algunos pacientes infectados con COVID-19 se identificó disbiosis microbiana, por lo que el uso de prebióticos o probióticos (en forma de complementos alimenticios con una variedad cepas) podría evitar infección secundaria por translocación bacteriana. (5)
- El consumo de alimentos lácteos no es
imprescindible en nuestra alimentación, pero puede ser interesante su inclusión
debido a su perfil nutricional. La inclusión de yogures o kéfir como alimentos
probióticos no está justificado que potencien el sistema inmune, pero sin duda
son opciones saludables y totalmente válidas para incluir en nuestra
alimentación.
- PARA LEER UNA REVISIÓN EXTENSA SOBRE PROBIÓTICOS Y PREBIÓTICOS, no lo dudéis y pinchad en ESTE ENLACE.
Si relacionamos todos estos datos, con la grave pandemia por Coronavirus que estamos viviendo en la actualidad, es de utilidad conocer la Posición al respecto de la Academia Española de Nutrición y Dietética y del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas Nutricionistas: "El consumo de determinados alimentos o seguir una dieta determinada no puede prevenir ni disminuir el riesgo de contagio en personas sanas, y en personas enfermas la dieta solamente podría ayudar en el manejode los síntomas de la propia enfermedad, pero en ningún caso tratarla". En este documento se recomienda llevar a cabo una alimentación saludable (la que debería llevar toda la población), sin distinción para estas personas afectadas de COVID-19 con sintomatología leve y/o asintomáticas. (5)
Una vez asegurado el consumo suficiente de macro y micronutrientes con la dieta habitual, podemos entrar a valorar si resulta necesario o especialmente útil la inclusión de determinados suplementos dietéticos.
- Vitamina D. La vitamina D juega un papel en la regulación de la respuesta inmune contra la infección viral. La actividad de la vitamina D está mediada por su receptor (VDR), que actúa como un factor de transcripción que modula la expresión de genes que desencadenan la respuesta contra los virus. De hecho, polimorfismos en dicho receptor pueden estar asociados a un mayor riesgo de contraer una infección viral. (6)
Su suplementación puede estar justificada en diferentes personas. La evidencia actual encontró que la suplementación de 3000 UI / día conduce a aumentos significativos en las concentraciones de vitamina D y ayuda a alcanzar la suficiencia entre atletas con concentraciones insuficientes de vitamina D en latitudes donde hay poca exposición al sol en los meses de invierno; Además, el consumo continuo de 2000 UI puede conducir a concentraciones de suficiencia durante la primavera / verano y puede mantenerse durante el invierno. (7)
- Si el periodo de confinación que vivimos actualmente se alarga, quizá una suplementación de vitamina D con una dosis de mantenimiento podría estar justificada, debido a la baja exposición solar que tendremos y al especial interés de ayudar al correcto funcionamiento de nuestro sistema inmune. (Consulta tu caso individual).
Muchos otros suplementos se han estudiado por su posible efecto beneficioso sobre la potenciación del sistema inmune, pero la evidencia científica de que alguno de estos es efectivo para prevenir infecciones no es convincente (1). Enumeramos algunos ejemplos a continuación:
- Glutamina: Evidencias
indirectas sugieren que existen pruebas moderadas de que los suplementos de
glutamina reducen la tasa de infección y los días de asistencia respiratoria
mecánica, y pruebas de baja calidad de que los suplementos de glutamina
redujeron la duración de la estancia hospitalaria en pacientes que presentan
enfermedades graves. Sin embargo, parecen tener poco o ningún efecto sobre el
riesgo de mortalidad y la duración de la estancia en la UCI (4).Para más información sobre todo lo
que concierne a la glutamina, pinchad en este enlace. Os adelantamos que la suplementación
con glutamina en procesos de inmunosupresión o como prevención de la misma, no
parece tener beneficios considerables actualmente.
- Beta - glucanos: Ciertos polisacáridos (los beta - glucanos son polisacáridos formados por monómeros de D-glucosa ligados por enlaces glucosídicos) han atraído un creciente interés científico por su capacidad de ejercer efectos marcados sobre la función del sistema inmunitario, la inflamación y los cánceres.Estudios en animales han informado de efectos del sistema inmunitario en el intestino, el bazo, la médula ósea, el hígado, la sangre, el timo, los pulmones y la saliva. Por otra parte, estudios controlados en humanos informaron evidencia de estimulación inmune en la sangre, efectos antiinflamatorios en muestras del líquido nasal y una mejor supervivencia en pacientes con cáncer. Dichos estudios deberán investigar mejor el momento y la duración óptima para la ingestión de estos polisacáridos. La literatura es altamente heterogénea y no es suficiente para soportar amplias generalizaciones.(8)
Una vez han comenzado los síntomas de enfermedad respiratoria, podemos entrar a valorar otro tipo de suplementos que podrían reducir la cantidad de días que duran estos síntomas, aunque hay que saber que NO necesariamente son más efectivos que tratar los síntomas de la enfermedad con remedios para el resfriado de venta libre (1), y que al igual que en los casos anteriores, no cuentan con una gran evidencia:
- Zinc: La neumonía es una causa importante de morbilidad y mortalidad especialmente infantil. Se sabe que el zinc juega un papel central en el sistema inmune, afectando a la respuesta tanto del sistema inmune innato como adaptativo (regulación de citoquinas proinflamatorias, proliferación y función de linfocitos, preservación de células epiteliales respiratorias...) Su deficiencia aumenta la susceptibilidad a las enfermedades infecciosas. En el meta - análisis de estudios controlados y aleatorizados analizado (se incluyen 6 de ellos, un total de 2216 pacientes), se observa como el suplemento de zinc junto a la terapia llevada a cabo para tratar la pulmonía severa es efectivo reduciendo la mortalidad. La dosis administrada en estos estudiado presentaba una gran variabilidad, comprendiendo rangos entre 70 - 280 mg, durante 7 -14 días. (9)
- En el estudio mencionado nos hablan de pacientes con una neumonía severa ya instaurada. No estamos hablando de que la evidencia avale que el consumo de un suplemento de zinc pueda ayudar a prevenir la aparición de neumonía. Será importante que con la alimentación aportemos el suficiente zinc (fácil de conseguir con una dieta bien pautada), para garantizar el correcto funcionamiento del sistema inmune.
La ingesta diaria recomendada de zinc es de 15 mg para hombres y 12 mg para mujeres. (En mujeres embarazadas y lactancia sube a 15-19 mg). Alimentos con un contenido interesante de zinc serían: ostras, carne, hígado, queso, frutos secos, quinoa, legumbres, marisco, avena y otros cereales integrales. Como ejemplo, en un día se tomarían cerca de 15 mg de zinc incluyendo los siguientes alimentos: 50 g de avena (1,6 mg) + 50 g piñones (3,2 mg) + 150 g ternera magra (5,7 mg) + 2 huevos (2,4 mg) + 100 g mejillones (1,8 mg). Fuente: Programa DIAL.
Con este ejemplo se muestra que es muy fácil llegar a esa dosis, ya que no hemos contado con un día entero donde se incluyen muchos otros alimentos que también aportan zinc aún conteniéndolo en cantidades más bajas.
- Equinácea: Las preparaciones de equinácea, comúnmente percibidas como inmunoestimulantes herbales o "luchadores contra el resfriado" se encuentran entre los suplementos dietéticos más utilizados en Europa (especialmente en Alemania), y Estados Unidos. Se ha sugerido que las preparaciones de equinácea pueden ser útiles en el tratamiento de resfriados o gripes. Lo que nos dicen los estudios es que, en el área de prevención de las Infecciones del Tracto Respiratorio Superior (URIs) hay poca evidencia que respalde el uso prolongado de la equinácea para este aspecto. Sin embargo, sí que un buen número de estudios demuestran una reducción significativa de la duración o severidad de URIs tras el tratamiento con equinácea. Aún así, muchos de los resultados obtenidos en estos estudios no son concluyentes, debido a no estar bien diseñados. (No se conocen las dosis óptimas, tiempo de administración, existe heterogeneidad de las mezclas de equinácea comercializadas...).
Es cierto que los estudios preclínicos parecen haber demostrado los efectos inmunomoduladores de la equinácea, actuando sobre leucocitos fagocíticos y la activación de células NK y macrófagos, junto a cambios en el número y la actividad de los linfocitos B y T. Sin embargo, el papel real de estos efectos en los resultados observados con los URI aún no se ha dilucidado. (10)
- Ginseng: Al igual que ocurría con la equinácea, los estudios preclínicos sobre el ginseng han indicado una serie de actividades biológicas inmunológicamente relevantes, incluida la activación de los macrófagos, el aumento de la actividad de las células NK y la proliferación de linfocitos, el aumento de la reactividad del injerto contra el huésped y la actividad antioxidante. De la amplia literatura existente sobre el ginseng, son pocos los estudios disponibles sobre los efectos inmunológicos del ginseng en humanos. Ha habido informes de aumentos en la proliferación de linfocitos y la actividad fagocítica en ensayos en humanos, y una mayor respuesta a la vacunación. (10)
De nuevo, volviendo al posicionamiento en relación al COVID-19 que han realizados los dos grandes organismos de nutrición en España, afirman que no se recomienda potenciar el consumo de determinados nutrientes relacionados con el correcto funcionamiento del sistema inmune. Aunque algunos nutrientes como el cobre, folato, hierro, selenio, vitamina A, vitamina B12, vitamina B6, vitamina C, vitamina D y zinc, contribuyen a dicho propósito, tal y como establece la European Food Safety Authority (EFSA), es improbable que potenciar su consumo, se asocie a un menor riesgo de infectarse por Coronavirus, siendo también improbable que puedan ayudar a combatir el virus en pacientes con Covid-19 con sintomatología leve, o ya en la UCI. Ni estos compuestos, ni ninguna hierba ni nutracéuticos como la glucosamina, beta - glucanos, N-Acetylcysteina o baya de sauco (4).
BIBLIOGRAFÍA
1 - Michael Gleeson (2020). Página web: "mysportscience.com".
5- Documento de postura de la Academia Española de Nutrición y Dietética y del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas (2020). Recomendaciones de alimentación y nutrición para la población española ante la crisis sanitaria del COVID-19.